En un mundo donde el estrés y la prisa parecen dictar nuestro ritmo de vida, olvidamos lo más esencial:
respirar. La respiración es la única función vital que ocurre de manera automática y, al mismo tiempo, podemos controlar conscientemente. Y en ese equilibrio reside su magia.
La respiración consciente es un puente entre el cuerpo,
la mente y las emociones.
No se trata solo de inhalar y exhalar, sino de hacerlo con plena atención.
1. Conecta con el presente
Cuando te detienes a respirar profundo, tu mente deja de correr hacia el pasado o el futuro. El aire entrando y saliendo de tu cuerpo te ancla al aquí y ahora.
2. Libera tensión y emociones estancadas
Cada exhalación puede ser un acto de liberación. Soltar conscientemente te ayuda a deshacerte del enojo, la tristeza o la ansiedad acumulada.
3. Recarga tu energía vital
El oxígeno es combustible para cada célula de tu cuerpo. Cuando respiras profundo, oxigenas tu mente y tu organismo, generando más claridad, calma y fuerza.
Cada respiración es una oportunidad de volver a empezar. No necesitas nada externo, solo la decisión de detenerte, inhalar, soltar… y renacer.
Patty Lòpez
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