Cada paso en tacones refleja la valentía de quien carga con responsabilidades, sueños y heridas invisibles. No es la altura del zapato lo que importa, sino la grandeza de la mujer que lo porta.
El propósito comienza cuando dejamos de caminar para cumplir expectativas ajenas y elegimos hacerlo por nosotras mismas. Es en ese instante cuando los tacones dejan de doler y se convierten en una extensión de nuestra seguridad.
La transformación llega con cada caída que no nos define, con cada cicatriz que se convierte en bandera y con cada mirada al frente que declara: “No vine a complacer, vine a brillar”.
Tacones, propósito y transformación no es solo una frase. Es la historia de todas las mujeres que, aun cansadas, han decidido no quitarse los zapatos, porque saben que su andar es el testimonio vivo de lo que significa resiliencia y poder femenino.
Patty Lòpez
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